julio 27, 2013

Serie Edén 2005 - 2006

Adrian Levy. Edén.

Edén, titula Levy una de sus obras y, sobre el soporte, ligeros azules, verdes, amarillos y rojos de sutiles transparencias actúan como fondo para un cúmulo de bestias que se placen en un mundo gozoso. Pareciera que ese edén refiere no tanto al jardín perdido sino a un punto de llegada en la pintura en el que se sumerge actualmente el artista. En efecto, en años anteriores Levy había trabajado con temáticas referidas a la identidad, la memmoria y a la crisis social que atravesaba el país. Siempre expresivo, las imágenes vistas en la calle, manifestaciones, cuerpos abandonados o retratos de excluidos eran sobre la tela el grafismo rápido o la mancha de color. Dolidas, aquellas obras recurrían generalmente a una materia densa. En 2005, una exposición en el Centro Cultural Recoleta produce un giro en la obra del artista. Se trata de una muestra del artista holandés Mark Brusse en la que aquel exponía una serie de trabajos en témpera y pastel al óleo sobre papeles orientales. Levy se extasía: los trabajos de Brusse le rebelaban la posibilidad técnica de lo que había comenzado a explorar para esa época: la materia diluida, la mancha ligera. Dialoga con el artista europeo y aquel le cede su técnica. Así, luego de un período de experimentación durante el cual, con absoluta humildad, recomenzó el trazado de palotes, el portal del edén se presenta como posible. La iconografía de otras épocas se ha reducido ahora a un mundo íntimo, en el cual el retrato de sus gatos o una animalería primigenia son excusa para el gesto de color o el graffiti nervioso. En una serie de obras los gatos se reducen a manchas de negros, blancos y grises que recogen la instantánea de los gestos del animal: el óvalo mínimo del cuerpo, la vertical de una pata durante el aseo. A veces la masa del cuerpo es mancha que se funde con las flores del sillón, otras, materia que recorta el lomo sobre el triángulo de color. Heredero del gesto informalista o de la Nueva Figuración, en la obra de Levy el motivo se pierde para ser mancha y textura. El conjunto de trabajos expuestos proceden así de las dos vertientes mencionadas: la de la densidad de la materia, cargada de la sensualidad de la pasta, y la más leve, la de la fragilidad de los sueños en suspensión.

María Teresa Constantin, 2006
Historiadora y crítica de arte